Es en la ausencia que valoramos la presencia. Es en la soledad que valoramos la compañía. Es cuando no tenemos que valoramos lo que tenemos. Pero, ¿y cuando lo tenemos cómo podemos demostrar que lo valoramos? Nunca he sido alguien materialista ni detallista, me cuesta expresar en palabras lo que siento, me cuesta demostrar el aprecio por las personas porque en parte me gustan los momentos de soledad. ¿Qué pasa si no soy de esas personas que se pasan el día diciendo "te quiero"? ¿Qué pasa si me cuesta definir a alguien como "amigo"? ¿Qué pasa si creo más en lo no dicho que en lo dicho? Es muy fácil decir te quiero a la gente, decirlo para quedar bien, decirlo para que quien lo escucha se sienta bien. Pero, ¿cómo sabemos que es sincero? He escuchado gente decirlo y ahora hacer como si ni te conocieran, he escuchado gente decirlo y ahora que no te dicen ni hola, he escuchado a alguien decirlo y a los tres días decir que ya no lo hacía... Por eso me cuesta, me cuesta decirlo, me cuesta demostrar, me cuesta confiar, me cuesta derribar las murallas que yo misma he construido... Prefiero demostrar lo que siento sin hablar, con los gestos, con los momentos, para hacerlos eternos. Un "te quiero" no significa nada si está vacío, si no lo acompañan los momentos. ¡Y es que la gente ha abusado tanto de las palabras! ¿Es de verdad un amor que se procesa cada pocos meses a personas distintas? La respuesta es que no. Es verdad que en un día pueden nacer sentimientos acerca de una persona, pero el amor, sí el amor, es algo más profundo, es algo que sientes por alguien con el tiempo; al primer día podrás tener atracción, simpatía o conexión, pero no amor. Por eso anhelo tenerte otra vez a mi lado para abrazarte, para acariciarte, para susurrarte al oído, para no dejar que te vayas; sí, prefiero demostrar que definir, prefiero que tengas que entender mis sentimientos, prefiero que tengas que interpretar mis movimientos. En definitiva: hablar sin palabras. Expresar sin sonido. Por eso me encanta inmortalizar momentos, hacerlos eternos, tanto en la memoria como para el mundo; que al cabo de un tiempo pueda volver a mirar esas fotografías y revivir y sentir lo mismo que sentí en ese momento. Porque con una fotografía capturas un momento, pero también los sentimientos, los gestos, todo de la persona inmortalizada. En la ausencia es cuando se valora la presencia, o eso dicen; en mi caso valoro más tu presencia que tu ausencia (eso es que me acostumbraron mal en el pasado). No soy de esas que van poniendo apodos, que van contando los sentimientos a todo el mundo, que van expresando en voz alta lo que sienten, que cogen confianza muy rápido a la gente. Soy como soy, una chica normal que ha sufrido demasiado en el pasado pero que mira el futuro con demasiado optimismo.
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