Hay momentos en los que debes ser fuerte cuando más débil te sientes por el simple hecho que no quieres mostrar a nadie tus debilidades. Pero llega un momento que de tanto ocultar las cosas a las personas no podemos más y en ese momento, sí en ese momento muchas veces las personas que habrías tenido dispuestas a escucharte ya no están. Por eso, si encuentras a alguien en quien puedes confiar y mostrarte ante él en los momentos en que más débil te sientes es un alivio. Ese momento en que puedes llorar frente a él sabiendo que lo único que quiere es hacer que dejes de llorar y que estés contenta. Ese momento en que puedes contarle tus miedos y preocupaciones sin temor a que te juzgue. Ese momento en el que entiendes que ya no estás sola. Ese momento en el que la debilidad ya no te preocupa porque tienes a alguien que te ayuda a convertirla en fortaleza.
Y es que, ¿qué es la debilidad sino el reflejo de nuestros miedos? Miedos muchas veces infundados, sin un motivo de ser real. Debilidades que nos impiden ser nosotros mismos muchas veces. Debilidades que nos impiden alcanzar nuestros sueños.
¿Qué se supone que debo hacer para detener las lágrimas que surgen sin motivo? Esas lágrimas que no tienen motivo de existir pero que no puedes detener por más que lo intentes. Ese dolor y sentimiento de tristeza que aparece igual que desaparece. Desaparece porque ha venido sin motivo. Gracias por dejar que me muestre tal y como soy y por estar ahí conmigo siempre. Pero sobretodo por la frase: "no sé, sentía que debía volver y estar contigo esta noche".
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